La dictadura de la piel fina: ¿Quién ha matado a Cocodrilo Dundee?
A veces me pregunto cuándo nos volvimos tan frágiles. Cuándo decidimos que la mejor forma de entender el pasado es borrarlo con Tipp-Ex o, peor aún, fingir que nunca existió.
Me he sentado a ver Cocodrilo Dundee. Sí, esa película de los 80 que todos hemos visto mil veces. Un clásico de aventuras, humor simple y un tipo rudo que no encaja en la gran ciudad. Me puse cómodo, esperando echarme unas risas nostálgicas, pero algo no cuadraba. La película avanzaba a saltos. Faltaban cosas.
Y no, no era un fallo del streaming. Era la tijera.
Resulta que hoy en día, ver la versión original de esta película es misión imposible en muchas plataformas. ¿El delito? Dos escenas concretas que la «sociedad moderna» ha decidido que son demasiado fuertes para nuestros delicados ojos.
La primera: esa escena en la fiesta donde Mick Dundee, ante la duda de si una persona es hombre o mujer, hace lo único que haría un cazador de cocodrilos que no entiende de sutilezas sociales: le agarra la entrepierna. Un agarrón de huevos en toda regla para comprobar el «material». La segunda: una situación similar con una mujer mayor.
¿Es una escena bruta? Sí. ¿Es de mal gusto hoy en día? Probablemente. ¿Había que borrarla? Rotundamente NO.
Lo que me revienta no es que la escena sea polémica bajo el prisma actual. Lo que me jode es que nadie nos ha preguntado. No ha venido un dictador ni un ministerio de censura a cortar el metraje. Ha sido algo mucho peor: una censura preventiva impuesta por el miedo a la ofensa.
Estamos viviendo una época absurda donde las obras originales, esas que son hijas de su tiempo, son mutiladas para que encajen en el molde moral de 2025. Ya pasó con los desnudos de los 80. Películas donde antes veías unas nalgas o un pecho de forma natural, ahora aparecen recortadas o con zoom extraños para que no se vea ni un centímetro de carne. Como si ver un culo nos fuera a traumatizar de por vida.
Lo triste es que esta censura es silenciosa. Te venden la película como siempre, pero te dan una versión light, descafeinada y mentirosa.
Cocodrilo Dundee reflejaba una época y una mentalidad concreta. Si borras lo que hoy te ofende, no estás protegiendo a nadie; estás reescribiendo la historia. Estás tratando al espectador como si fuera un niño pequeño incapaz de entender que hace 40 años el mundo era diferente.
En la música pasa igual. Canciones de rock que hemos cantado a grito pelado ahora se miran con lupa, analizando cada coma por si hiere la sensibilidad de alguien. Si seguimos así, dentro de poco tendremos que escuchar los discos instrumentales porque las letras serán «demasiado agresivas».
Dejemos de intentar limpiar el pasado con lejía. Las películas, los libros y las canciones son lo que son. Si algo ha envejecido mal, que se vea. Que sirva de ejemplo de lo que éramos, para bien o para mal. Pero por favor, dejad de cortar escenas y dejadnos decidir a nosotros si nos ofendemos o no.
Menos tijeras y más madurez.






